FOUCAULT fue certero:
“No creo en absoluto que nuestra sociedad sea democrática. Si uno entiende por democracia el efectivo ejercicio del poder por una población en la que nadie esté dividido u ordenado jerárquicamente en clases, es absolutamente claro que estamos muy lejos de la democracia. Es también claro que vivimos bajo un régimen de dictadura de clases, un poder de clases que se impone a sí mismo mediante la violencia, siempre cuando los instrumentos de esa violencia son institucionales y constitucionales. Y esto ocurre en un grado que impide que exista una verdadera democracia”.

Teillier y su última hipocresía.




Ahora dice importarle la “ciudadanía” (¡cómo si los trabajadores no fuesen ciudadanos!), en desmedro de anhelos legítimos (y justificados) de los TRABAJADORES públicos. Decía que estaría con un pie adentro del Gobierno y otro afuera (con los trabajadores), pero está claro que está con los dos adentro; y que siempre esta ha sido su estrategia.