FOUCAULT fue certero:
“No creo en absoluto que nuestra sociedad sea democrática. Si uno entiende por democracia el efectivo ejercicio del poder por una población en la que nadie esté dividido u ordenado jerárquicamente en clases, es absolutamente claro que estamos muy lejos de la democracia. Es también claro que vivimos bajo un régimen de dictadura de clases, un poder de clases que se impone a sí mismo mediante la violencia, siempre cuando los instrumentos de esa violencia son institucionales y constitucionales. Y esto ocurre en un grado que impide que exista una verdadera democracia”.

Jotosos convertidos en bufones de La Moneda.














Ya en el día 15 de Huelga de Hambre de los ex presos políticos (15 de abril de 2015), Cariola no tenía nada mejor que hacer que entretenerse fotografiándose en selfie con Bachelet; arrastrando a otros jotosos y acentuando su desfiguración como simples bufones de Palacio.

Sin incidir en nada medular, sino para la entretención (y la defensa) de Bachelet y su círculo, la misma que nombró a un encubridor de crímenes como embajador (James Sinclair), primero en Australia y luego en Singapur, la misma que ha mantenido ya casi por dos años a criminales viviendo a cuerpo de rey en Punto Peuco, no obstante que el cambio penitenciario es resorte exclusivo de ella.

Màs incluso, que no duda en designar a ministros de la máxima confianza del empresariado, y que tampoco duda en bajar cada una de las tan publicitadas “reformas” a medida que las patronales exhiben su molestia.