Se ha “desarrollado un mercado del agua fuera de toda regulación, Chile se está secando. El diagnóstico es oficial, pero ni las autoridades ni las instituciones asumen la magnitud del problema.
Fallas de regulación que se arrastran por más de 30 años han terminado por crear profundas inequidades en la asignación del recurso […].
Según la ley, el agua para consumo humano no es más importante que el agua para suministro minero o agrícola. Las prebendas establecidas por el Código de Aguas a favor de intereses privados, y cuyo epítome ha sido la consolidación de un lucrativo y desregulado mercado de las aguas, colocan nota roja a Chile en la gestión de un elemento clave para la calidad de vida de la población…” (CIPER Chile).