FOUCAULT fue certero:
“No creo en absoluto que nuestra sociedad sea democrática. Si uno entiende por democracia el efectivo ejercicio del poder por una población en la que nadie esté dividido u ordenado jerárquicamente en clases, es absolutamente claro que estamos muy lejos de la democracia. Es también claro que vivimos bajo un régimen de dictadura de clases, un poder de clases que se impone a sí mismo mediante la violencia, siempre cuando los instrumentos de esa violencia son institucionales y constitucionales. Y esto ocurre en un grado que impide que exista una verdadera democracia”.

LAS GRANDES PATRONALES Y EL CONTROL DE LA CLASE POLÍTICA CHILENA.






No debe extrañar el conflicto, a gritos, que hoy exhibe la Derecha política tradicional. Puede hacerlo ya que actualmente no tiene un enemigo real que amenace sus intereses de clase y su régimen económico, que le fuerce a cerrar filas, como en otra circunstancia ocurriría.
   Es que, por muy peleados que estuviésemos con nuestros familiares o vecinos, de acaecer una amenaza común dejaríamos a un lado los desencuentros cerrando filas para enfrentarla.
   Puede darse el lujo de pelear porque sus controladores reales (las grandes fortunas, el capital transnacional y el imperialismo), están confiados y tranquilos. Los intereses de estos sectores, que hasta hace algunos años la Derecha política tradicional representaba de modo único o exclusivo, continúan estando a salvo, aunque tal Derecha no controle ni el aparato Ejecutivo (Gobierno) ni el legislativo (Parlamento).    
   Es que las grandes fortunas y el Imperio también influyen en el otro conglomerado; porque sus enormes aportes (sustraídos de la labor de sus trabajadores), nunca han sido “gratuitos”. Y se nota -y se seguirá notando- en el modo y en la dirección en que gobiernan y legislan.
   A continuación, los reportajes de CIPER CHILE, de 6 y 18 de noviembre de 2013. Acceder a documento.