FOUCAULT fue certero:
“No creo en absoluto que nuestra sociedad sea democrática. Si uno entiende por democracia el efectivo ejercicio del poder por una población en la que nadie esté dividido u ordenado jerárquicamente en clases, es absolutamente claro que estamos muy lejos de la democracia. Es también claro que vivimos bajo un régimen de dictadura de clases, un poder de clases que se impone a sí mismo mediante la violencia, siempre cuando los instrumentos de esa violencia son institucionales y constitucionales. Y esto ocurre en un grado que impide que exista una verdadera democracia”.

OPINIÓN

Reproducimos un enfoque del compañero Jorge Bustos, presidente de la más grande y representativa organización chilena de trabajadores de puertos y de mar.

Nuevamente, pone en su lugar al grupo que gobernó Chile por 20 años, que, no cansado de haber mentido a los trabajadores y lucrar, ahora procura presentarse de otra forma.

También se refiere a otros que, invocando arrepentimiento después de instalar el neoliberalismo desde lo alto del régimen, hoy buscan puestos de dirección en nuevos referentes, en donde continuar ejerciendo su "liderazgo".

Invitamos a que la disciplina partidaria no se convierta en fanatismo ciego, siguiendo –sin razonar- a quienes ven y tratan a los propios compañeros de lucha como enemigos, mientras contemporizan y favorecen a los mismos que durante dos décadas estructuraron en Chile el neoliberalismo, la impunidad de la dictadura y la represión de la protesta popular.

¿Podemos creer que estos últimos han cambiado, que ya no implementarán ni sostendrán las políticas de derecha, aunque se denominen "concertación", cuando hoy mismo, como “oposición”, aprueban, con abrazos, proyectos oficiales perjudiciales para la gente modesta?

¿Qué coalición o trabajo común “contra la derecha” puede pensarse seriamente con profesionales de la hipocresía (tanto o más de derecha), que no sea el ampararles, servirles de comparsa o pagar respaldos electorales personales?

¿A tal grado ha llegado la carencia de iniciativa y la incapacidad dirigente?

¿Suministrar legitimidad a esos operadores y fortalecerlos ante la base social es cultivar conciencia en el pueblo y combatir al régimen económico social imperante?

Que la calidad de “invitadas especiales” de las sras. María Ester Feres y Clarissa Hardy, a la Fiesta de los abrazos, de enero pasado, no oculte el hecho de que, durante el ejercicio de sus cargos de directora del trabajo durante dos gobiernos, y de ministra de Mideplan, respectivamente, se practicó el desamparo oficial de derechos laborales básicos (sometiéndolos a la política económica propatronal), y la aplicación de técnicas de control y subordinación social en las personas de menores ingresos.

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Los que nos han jodido la vida, ahora quieren ser la solución

El martes 25 de enero, la prensa destacó que la Concertación ha dado un paso enorme al abrirse a conformar un Bloque Político, Ciudadano y Social, para enfrentar el Siglo XXI. Por otro lado, sin prensa y sólo buceando en la Red, uno se entera de otras iniciativas similares, en este caso, de lo que se denomina La Nueva Izquierda.

Sin duda, alguien podría pensar “excelentes iniciativas”, o bien, “acciones diversionistas”. En particular yo me quedo con la segunda ya que postergan la real, profunda y necesaria reflexión acerca de cómo ha operado la clase política en estas últimas décadas de convivencia pacífica de la política nacional.

Parece por lo menos cómico –por no decir cínico- que quienes siguen cogobernando, es decir promoviendo y aprobando leyes antipopulares, quieran ahora integrar a los actores “ciudadanos y sociales” para que “nutran” el quehacer de la Coalición. Salvo que estén pensando en Arturo Martínez, el mismo presidente de la CUT que negoció junto al vocero de la Concertación el reajuste misérrimo del 4,2% para los trabajadores fiscales y municipales.

Por la otra punta, aparecen “las otras iniciativas”, cuál de todas más de izquierda, que al final y después de grandes y elocuentes discursos, dicen lo mismo que el ex – bloque gobernante, pero con sinónimos en rojo, y que terminan entregándose a la política del mal menor y en abrazos por arriba donde se inmovilizan los sueños y esperanzas de los trabajadores y los empobrecidos de nuestra Patria.

Uno podría amilanarse y sucumbir.

Pero la justa utopía está un poco más allá. Ya algunos la vemos. Sólo falta que los buenos hombres y mujeres entiendan que cualquier proyecto, por básico que sea, deberá contar con la aprobación y participación de los que producimos la riqueza, los que somos y seguiremos siendo el sujeto social promotor de las transformaciones profundas.

La Concertación y La Nueva Izquierda, no han aprendido nada y al parecer no quieren hacerlo. Cambiarle la Cara al Macho, eso nadie lo compra. Que mejor empiecen a ser oposición de verdad, y no en la medida de lo posible. Nosotros ya estamos cansados de ser usados como elemento de fuerza y moneda de cambio para pactos que sólo entorpecen nuestra verdadera emancipación.

La gente se muere en los hospitales haciendo colas de espera, el proyecto de ley de educación es sólo un buen negocio para los mismos de siempre, el cobre se lo siguen robando con los votos de quienes quieren ser los representantes de estos “Nuevos” Bloques.

Pareciera que en Magallanes se encuentra algo de la respuesta perdida. Espero que en esa ciudad, en esta vuelta, el candidato propuesto por la “Ciudadanía”, sea el mismo que lideró la última movilización y que encabezó el anterior Puntarenazo contra Pinochet (1984).

Estas acciones de diversionismo ideológico no los eximirán de la responsabilidad histórica que les cabe. Claro que pagarán sus delitos, cuando los trabajadores entendamos que el trabajo debemos hacerlo nosotros mismos, y que no necesitamos “intermediarios” que se arroguen nuestra representatividad.

Jorge Bustos.
Presidente de CONGEMAR.
Confederación de Gente de Mar, Portuarios y Pesqueros de Chile.
Enero de 2011.
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