Ya
en el día 15 de Huelga de Hambre de los ex presos políticos (15 de abril de
2015), Cariola no tenía nada mejor que hacer que entretenerse fotografiándose
en selfie con Bachelet; arrastrando a
otros jotosos y acentuando su desfiguración como simples bufones de Palacio.
Sin
incidir en nada medular, sino para la entretención (y la defensa) de Bachelet y
su círculo, la misma que nombró a un encubridor de crímenes como embajador
(James Sinclair), primero en Australia y luego en Singapur, la misma que ha
mantenido ya casi por dos años a criminales viviendo a cuerpo de rey en Punto
Peuco, no obstante que el cambio penitenciario es resorte exclusivo de ella.
Màs
incluso, que no duda en designar a ministros de la máxima confianza del
empresariado, y que tampoco duda en bajar cada una de las tan publicitadas “reformas”
a medida que las patronales exhiben su molestia.