MAURICIO FUNES ES EL NUEVO PRESIDENTE DE EL SALVADOR
Victoria para todos los pueblos de Nuestra América
En homenaje al pueblo de Farabundo Martí, deseamos compartir con nuestras lectoras y lectores un material con imágenes, música y texto sobre la lucha salvadoreña.
Dedicada especialmente a nuestros hermanos y hermanas del FMLN. En memoria del Camarada Shafik Handal. Un abrazo de la Patria Grande por el histórico triunfo.
www.congresobolivariano.org / organizacion@congresobolivariano.org
www.alternativabolivariana.org
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BIOGRAFÍA DE AGUSTIN FARABUNDO MARTÍ (1893-1932)
Un revolucionario de la Patria Grande De Fernando Ramón Bossi
La distribución balsamera de El Salvador comprende una faja de terreno llamada “Cordillera del Bálsamo”, que se extiende entre los puertos de Acajutla y La Libertad en la llamada Cadena Costera, internándose hacia la cuidad de Apaneca, aproximadamente unos 20 kilómetros de la costa principalmente en los departamentos de La Libertad y Sonsonate. Los municipios conocidos como principales productores de bálsamo de primera clase son San Julián, Santa Isabel Ishuatán, Cuisnahuat, Izalco, Chiltiupán y Teotepeque. Precisamente en Teotepeque, La Libertad, nació, el 5 de mayo de 1893 Agustín Farabundo Martí.
Hijo de Pedro Martí y Socorro Rodríguez. Sexto hijo de un total de 14, Agustín creció en medio de las faenas agrícolas. Se recibe de bachiller en 1913, a los 20 años de edad de un colegio salesiano e ingresa a la Universidad Nacional en la carrera de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Sus primeras acciones políticas lo ubican trabajando contra el régimen oligárquico de las familias Meléndez-Quiñónez, dinastía que gobernará El Salvador por cruentos 14 años. Por organizar un acto en apoyo a la Asociación de Estudiantes Unionistas, grupo guatemalteco que exigía el fin de la dictadura de Estrada Cabrera en ese país, es encarcelado en Zacatecoluca. En 1920 es deportado a Guatemala y allí continúa sus estudios en la Universidad de San Carlos.
En Guatemala estudia y trabaja. Como simple obrero, jornalero o peón, aprende a compartir el sufrimiento de los explotados. En un país, donde la mayoría de la población es indígena, Martí se compromete con sus luchas e incorpora conocimientos de la lengua quiche. Siendo perseguido por los dueños de las plantaciones de café, Farabundo debe partir temporalmente a México, donde se relaciona con el movimiento obrero y estudia la revolución agrarista de 1910.
En 1925, se funda en Guatemala el Partido Comunista Centroamericano. El surgimiento del partido tuvo su origen en el interés de intelectuales y obreros guatemaltecos en dar continuidad al primer movimiento político de izquierda que se inició en la década de 1920, el cual fue vital para la caída del dictador Manuel Estrada Cabrera. El gobierno dictatorial de Jorge Ubico se encargó de aplastar la organización; no obstante, se puede considerar la primera manifestación de la clase obrera por lograr su organización política. Martí ocupó allí el cargo de secretario del exterior del Partido Comunista Centroamericano.
Es deportado a El Salvador, y de El Salvador a Nicaragua por órdenes del presidente Alfonso Quiñónez. A los pocos días regresa clandestinamente a El Salvador a seguir organizando a los trabajadores. Desde 1925 hasta 1928 Martí trabaja junto a la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador.
En 1928 Martí viaja a New York, donde toma contacto con la dirección central de la Liga Antiimperialista de las Américas, que le encargará viajar a Nicaragua como su representante ante Augusto César Sandino. De los Estados Unidos partirá hacia Las Segovias a luchar junto al “General de Hombres Libres”, con él, alcanza el grado de coronel del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Farabundo Martí mostró en los hechos su arrojo antiimperialista, tanto con el fusil como con la pluma. Fue miembro del Estado Mayor Internacional de Sandino, y Secretario Privado del héroe nicaragüense. En ocasión que los invasores yanquis bombardeaban persistentemente las posiciones sandinistas, Martí, en actitud de coraje y decisión, dejó la máquina de escribir para empuñar el fusil, diciendo indignado: "cuando la historia no se puede escribir con la pluma, se escribe con el rifle". Acto seguido se parapetó en la enramada de un árbol de la selva para abrir fuego contra los aviones yanquis.
Tiempo más tarde, ya en México, Martí pasa a ser líder latinoamericano del Socorro Rojo Internacional. Esta organización había nacido en los años veinte por impulso de la III Internacional para enfrentar al fascismo entonces incipiente. Entre sus dirigentes formaron parte mujeres antifascistas tan conocidas como la alemana Clara Zetkin, la italiana Tina Modotti y la rusa Elena Stasova. El Socorro Rojo Internacional entronca, entonces, directamente con la historia del movimiento comunista y antifascista internacional, alcanzando pronto un gran desarrollo en todo el mundo, en el apoyo político, jurídico y económico a todos los presos políticos y perseguidos, sin diferencias ideológicas partidistas.
En 1930 Martí regresa a El Salvador y funda junto a otros compañeros el Partido Comunista Salvadoreño, partido que rápidamente se pone a la cabeza de los trabajadores y campesinos, descontentos con los regímenes oligárquicos de entonces. Sufriendo deportaciones y persecuciones Farabundo liderizará la insurrección popular de 1932.
Aquel año, El Salvador presenta una administración corrupta, una sociedad en crisis, un pueblo descontento y una economía casi en quiebra, derivada de los bajos precios internacionales del café y de los efectos de la Gran Depresión estadounidense de 1929. El 2 de diciembre de 1931, el corrupto e incapaz régimen del Partido Laborista, encabezado por el ingeniero Araujo, fue derrocado para asumir la presidencia el dictador Maximiliano Hernández Martínez, quien lo detentará por espacio de trece años, hasta mayo de 1944.
Los comicios fraudulentos de enero del '32 fueron el factor detonante del estallido social. Varios sitios de votación fueron suspendidos en poblaciones en las que el Partido Comunista tenía fuerte presencia. La insurrección comenzaba.
Los días 18 y 19 se produjeron frustrados asaltos al Cuartel de Caballería por las fuerzas insurrectas. El gobierno decreta el Estado de Sitio y la ley marcial. Se implanta la censura estricta en la prensa.
Los siguientes días los alzamientos y combates se suceden en todo El Salvador. Miles de campesinos, obreros y trabajadores, portando machetes y algunos pocos fusiles “Mauser” asaltan cuarteles, guarniciones policiales, oficinas municipales, telégrafos, almacenes y fincas de terratenientes.
Las “tartamudas” del Ejército y la Guardia Nacional no se hacen esperar. Entre los días 24 y 25, las fuerzas militares gubernamentales entran en Nahuizalco, Juayúa, Ahuachapán y Tacuba. Mientras tanto, los norteamericanos e ingleses movilizaban buques de guerra para prestar apoyo al general Hernández Martínez; proponiéndole un desembarco de tropas en La Libertad para ayudar en la represión. Con toda la soberbia del dictador sanguinario, Hernández Martínez, una vez que se cerciora del éxito de las “Operaciones de Pacificación”, envía a los almirantes yanquis e ingleses un telegrama que con el siguiente texto: “En saludo a honorables comandantes declaramos situación absolutamente dominada fuerzas gobierno El Salvador. Garantizadas vidas propiedades ciudadanos extranjeros acogidos y respetuosos leyes de la República. La paz está establecida en El Salvador. Ofensiva comunista desechada sus formidables núcleos dispersos. Hasta hoy cuarto día de operaciones están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas”.
La insurrección había sido barrida a sangre y fuego. El 31 de enero, un consejo de guerra presidido por el general Manuel Antonio Castañeda juzgó y condenó a Agustín Farabundo Martí y a los líderes estudiantiles Alfonso Luna Calderón y Mario Zapata a morir fusilados en el Cementerio General de San Salvador, previo traslado desde sus celdas en la Penitenciaría Central. Allí cayeron, bajo las balas asesinas del pelotón de fusilamiento, con la dignidad de los héroes revolucionarios, Farabundo Martí y sus compañeros.
Según distintos historiadores el saldo de la rebelión de 1932 fue de entre 5000 a 30.000 muertos. El viernes, 5 de febrero, en El Diario de El Salvador aparece el siguiente titular en primera plana: "Los Cadáveres Sepultados a Escasa Profundidad son un Peligro para la Salud. Los cuervos, cerdos y gallinas los desentierran para luego devorarlos". Y sigue la macabra crónica: “Actualmente en el departamento de Sonsonate y en muchos lugares de Ahuachapán y algunos de Santa Ana la carne de cerdo ha llegado a desmerecerse de tal manera, que casi no tiene valor. Por el mismo camino va la de res y las aves de corral. Todo se debe a que los cerdos comen en grandes cantidades la carne de los cadáveres que en los montes han quedado. La gente, por intimación, se está negando también a comer la carne de res y aves de corral. Desde luego, ellos tienen razón; pero en cambio, esta industria está sufriendo fuertes golpes”. A la oligarquía salvadoreña sólo le preocupaba los “fuertes golpes que estaban sufriendo los empresarios”.
Sheila Candelario, en su obra Patología de una insurrección; la Prensa y la matanza de 1932, cita el siguiente comentario: "El alzamiento del 32 dejó profundas huellas en la conciencia de todos los salvadoreños. La población india prácticamente dejó de ser la misma como resultado de la matanza, sobre todo porque de ahí en adelante existió el temor de mostrarse como 'indio'. El idioma, la vestimenta y las costumbres de los indios pasaron a ser formas peligrosas de identificarse y fueron reemplazadas por otras menos evidentes...".
Farabundo Martí vive hoy en la lucha del pueblo salvadoreño. Revolucionario cabal, patriota de la Patria Grande, salvadoreño, centroamericano y latinoamericano caribeño, Farabundo es un ejemplo de constancia, sacrificio y solidaridad. Allí está él, junto a Sandino, Bolívar, San Martín, Morazán, Artigas y tantos otros. Es seguro que, en el próximo triunfo del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, se lo verá a él, confundido y alegre con el pueblo salvadoreño, festejando, sonriendo y también dispuesto a comenzar nuevos combates. Porque como bien dijo el poeta cubano: “Y colosal se eleva y borda con mil estrellas Farabundo”.
La distribución balsamera de El Salvador comprende una faja de terreno llamada “Cordillera del Bálsamo”, que se extiende entre los puertos de Acajutla y La Libertad en la llamada Cadena Costera, internándose hacia la cuidad de Apaneca, aproximadamente unos 20 kilómetros de la costa principalmente en los departamentos de La Libertad y Sonsonate. Los municipios conocidos como principales productores de bálsamo de primera clase son San Julián, Santa Isabel Ishuatán, Cuisnahuat, Izalco, Chiltiupán y Teotepeque. Precisamente en Teotepeque, La Libertad, nació, el 5 de mayo de 1893 Agustín Farabundo Martí.
Hijo de Pedro Martí y Socorro Rodríguez. Sexto hijo de un total de 14, Agustín creció en medio de las faenas agrícolas. Se recibe de bachiller en 1913, a los 20 años de edad de un colegio salesiano e ingresa a la Universidad Nacional en la carrera de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Sus primeras acciones políticas lo ubican trabajando contra el régimen oligárquico de las familias Meléndez-Quiñónez, dinastía que gobernará El Salvador por cruentos 14 años. Por organizar un acto en apoyo a la Asociación de Estudiantes Unionistas, grupo guatemalteco que exigía el fin de la dictadura de Estrada Cabrera en ese país, es encarcelado en Zacatecoluca. En 1920 es deportado a Guatemala y allí continúa sus estudios en la Universidad de San Carlos.
En Guatemala estudia y trabaja. Como simple obrero, jornalero o peón, aprende a compartir el sufrimiento de los explotados. En un país, donde la mayoría de la población es indígena, Martí se compromete con sus luchas e incorpora conocimientos de la lengua quiche. Siendo perseguido por los dueños de las plantaciones de café, Farabundo debe partir temporalmente a México, donde se relaciona con el movimiento obrero y estudia la revolución agrarista de 1910.
En 1925, se funda en Guatemala el Partido Comunista Centroamericano. El surgimiento del partido tuvo su origen en el interés de intelectuales y obreros guatemaltecos en dar continuidad al primer movimiento político de izquierda que se inició en la década de 1920, el cual fue vital para la caída del dictador Manuel Estrada Cabrera. El gobierno dictatorial de Jorge Ubico se encargó de aplastar la organización; no obstante, se puede considerar la primera manifestación de la clase obrera por lograr su organización política. Martí ocupó allí el cargo de secretario del exterior del Partido Comunista Centroamericano.
Es deportado a El Salvador, y de El Salvador a Nicaragua por órdenes del presidente Alfonso Quiñónez. A los pocos días regresa clandestinamente a El Salvador a seguir organizando a los trabajadores. Desde 1925 hasta 1928 Martí trabaja junto a la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador.
En 1928 Martí viaja a New York, donde toma contacto con la dirección central de la Liga Antiimperialista de las Américas, que le encargará viajar a Nicaragua como su representante ante Augusto César Sandino. De los Estados Unidos partirá hacia Las Segovias a luchar junto al “General de Hombres Libres”, con él, alcanza el grado de coronel del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Farabundo Martí mostró en los hechos su arrojo antiimperialista, tanto con el fusil como con la pluma. Fue miembro del Estado Mayor Internacional de Sandino, y Secretario Privado del héroe nicaragüense. En ocasión que los invasores yanquis bombardeaban persistentemente las posiciones sandinistas, Martí, en actitud de coraje y decisión, dejó la máquina de escribir para empuñar el fusil, diciendo indignado: "cuando la historia no se puede escribir con la pluma, se escribe con el rifle". Acto seguido se parapetó en la enramada de un árbol de la selva para abrir fuego contra los aviones yanquis.
Tiempo más tarde, ya en México, Martí pasa a ser líder latinoamericano del Socorro Rojo Internacional. Esta organización había nacido en los años veinte por impulso de la III Internacional para enfrentar al fascismo entonces incipiente. Entre sus dirigentes formaron parte mujeres antifascistas tan conocidas como la alemana Clara Zetkin, la italiana Tina Modotti y la rusa Elena Stasova. El Socorro Rojo Internacional entronca, entonces, directamente con la historia del movimiento comunista y antifascista internacional, alcanzando pronto un gran desarrollo en todo el mundo, en el apoyo político, jurídico y económico a todos los presos políticos y perseguidos, sin diferencias ideológicas partidistas.
En 1930 Martí regresa a El Salvador y funda junto a otros compañeros el Partido Comunista Salvadoreño, partido que rápidamente se pone a la cabeza de los trabajadores y campesinos, descontentos con los regímenes oligárquicos de entonces. Sufriendo deportaciones y persecuciones Farabundo liderizará la insurrección popular de 1932.
Aquel año, El Salvador presenta una administración corrupta, una sociedad en crisis, un pueblo descontento y una economía casi en quiebra, derivada de los bajos precios internacionales del café y de los efectos de la Gran Depresión estadounidense de 1929. El 2 de diciembre de 1931, el corrupto e incapaz régimen del Partido Laborista, encabezado por el ingeniero Araujo, fue derrocado para asumir la presidencia el dictador Maximiliano Hernández Martínez, quien lo detentará por espacio de trece años, hasta mayo de 1944.
Los comicios fraudulentos de enero del '32 fueron el factor detonante del estallido social. Varios sitios de votación fueron suspendidos en poblaciones en las que el Partido Comunista tenía fuerte presencia. La insurrección comenzaba.
Los días 18 y 19 se produjeron frustrados asaltos al Cuartel de Caballería por las fuerzas insurrectas. El gobierno decreta el Estado de Sitio y la ley marcial. Se implanta la censura estricta en la prensa.
Los siguientes días los alzamientos y combates se suceden en todo El Salvador. Miles de campesinos, obreros y trabajadores, portando machetes y algunos pocos fusiles “Mauser” asaltan cuarteles, guarniciones policiales, oficinas municipales, telégrafos, almacenes y fincas de terratenientes.
Las “tartamudas” del Ejército y la Guardia Nacional no se hacen esperar. Entre los días 24 y 25, las fuerzas militares gubernamentales entran en Nahuizalco, Juayúa, Ahuachapán y Tacuba. Mientras tanto, los norteamericanos e ingleses movilizaban buques de guerra para prestar apoyo al general Hernández Martínez; proponiéndole un desembarco de tropas en La Libertad para ayudar en la represión. Con toda la soberbia del dictador sanguinario, Hernández Martínez, una vez que se cerciora del éxito de las “Operaciones de Pacificación”, envía a los almirantes yanquis e ingleses un telegrama que con el siguiente texto: “En saludo a honorables comandantes declaramos situación absolutamente dominada fuerzas gobierno El Salvador. Garantizadas vidas propiedades ciudadanos extranjeros acogidos y respetuosos leyes de la República. La paz está establecida en El Salvador. Ofensiva comunista desechada sus formidables núcleos dispersos. Hasta hoy cuarto día de operaciones están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas”.
La insurrección había sido barrida a sangre y fuego. El 31 de enero, un consejo de guerra presidido por el general Manuel Antonio Castañeda juzgó y condenó a Agustín Farabundo Martí y a los líderes estudiantiles Alfonso Luna Calderón y Mario Zapata a morir fusilados en el Cementerio General de San Salvador, previo traslado desde sus celdas en la Penitenciaría Central. Allí cayeron, bajo las balas asesinas del pelotón de fusilamiento, con la dignidad de los héroes revolucionarios, Farabundo Martí y sus compañeros.
Según distintos historiadores el saldo de la rebelión de 1932 fue de entre 5000 a 30.000 muertos. El viernes, 5 de febrero, en El Diario de El Salvador aparece el siguiente titular en primera plana: "Los Cadáveres Sepultados a Escasa Profundidad son un Peligro para la Salud. Los cuervos, cerdos y gallinas los desentierran para luego devorarlos". Y sigue la macabra crónica: “Actualmente en el departamento de Sonsonate y en muchos lugares de Ahuachapán y algunos de Santa Ana la carne de cerdo ha llegado a desmerecerse de tal manera, que casi no tiene valor. Por el mismo camino va la de res y las aves de corral. Todo se debe a que los cerdos comen en grandes cantidades la carne de los cadáveres que en los montes han quedado. La gente, por intimación, se está negando también a comer la carne de res y aves de corral. Desde luego, ellos tienen razón; pero en cambio, esta industria está sufriendo fuertes golpes”. A la oligarquía salvadoreña sólo le preocupaba los “fuertes golpes que estaban sufriendo los empresarios”.
Sheila Candelario, en su obra Patología de una insurrección; la Prensa y la matanza de 1932, cita el siguiente comentario: "El alzamiento del 32 dejó profundas huellas en la conciencia de todos los salvadoreños. La población india prácticamente dejó de ser la misma como resultado de la matanza, sobre todo porque de ahí en adelante existió el temor de mostrarse como 'indio'. El idioma, la vestimenta y las costumbres de los indios pasaron a ser formas peligrosas de identificarse y fueron reemplazadas por otras menos evidentes...".
Farabundo Martí vive hoy en la lucha del pueblo salvadoreño. Revolucionario cabal, patriota de la Patria Grande, salvadoreño, centroamericano y latinoamericano caribeño, Farabundo es un ejemplo de constancia, sacrificio y solidaridad. Allí está él, junto a Sandino, Bolívar, San Martín, Morazán, Artigas y tantos otros. Es seguro que, en el próximo triunfo del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, se lo verá a él, confundido y alegre con el pueblo salvadoreño, festejando, sonriendo y también dispuesto a comenzar nuevos combates. Porque como bien dijo el poeta cubano: “Y colosal se eleva y borda con mil estrellas Farabundo”.
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